domingo, 6 de noviembre de 2011

Causa de la muerte: lago.

Cuando nos despertamos (me estoy refiriendo al viernes 21 de octubre) dimos una vuelta alrededor de Lapinkaari y nos cambiamos para salir. Fuimos a Ruma (que significa feo en finés) y luego nos fuimos a comer pizza a ese sitio en el que acabamos la mitad de las veces y que no sé si se llama Tahore, Lahore o de otra manera. Pizzas a 6'90€ justo al lado de Ruma, enfrente de Klubi y a escasos metros de Mixei.

Al día siguiente, sábado, dimos una vuelta por el centro. El mismo recorrido que con Valentina y Misia, pero esta vez con Ali, Jose y Sandra. Acabamos en el Café Europa, nuestra cafetería favorita de Tampere. Los tés cuestan 2 euros y los cafés 3. La decoración es genial, es como una gran casa señorial de hace tres siglos, con sofás y sillones en los que tirarte la tarde jugando al UNO, al Scrabble o a cualquier juego de mesa de los que tienen guardados en el armario (si no fuera porque están todos en finés). Es una combinación del Lolina y el Manuela. Echo de menos los cafés en el Lolina y los paseos por Malasaña; creo que es el barrio que más echo de menos de Madrid. La Plaza de San Ildefonso, el 2 de Mayo, Espíritu Santo, bajar desde nuestra casa en Fuencarral 92 por la Corredera Alta de San Pablo. Todo eso el 19 de diciembre.


Jose en el Café Europa.


Después de nuestro recorrido por las calles más bonitas de Tampere y nuestro café al ritmo del UNO, volvimos a Lapinkaari. Hemos cogido la costumbre de jugar al UNO y poner una prueba que el perdedor (el último que se queda con cartas) tiene que cumplir. Hace unas semanas, Misia y Chrístopher tuvieron que salir del baño y pasear por toda la cafetería con un trozo de papel higiénico colgándoles del pantalón en plan me-he-limpiado-y-se-me-ha-quedado-aquí-esto-colgando. Otro día, Alba (experta en perder) tuvo que bailar por toda la cafetería. La primera vez la prueba consistió en decir te quiero en finés (rakastan sinua) a un tío que estaba sentado con su novia. Ataque de risa generalizado. Sandra perdió, y tuvo que hacer ejercicio al más puro estilo Eva Nasarre dando palmas y bajando el culito hasta el suelo. Luego yo bailé vaina loca. Y ayer me tocó besar sin cesar a Ana, una chica inglesa que también vive en nuestra resi.

Esa noche salimos en Mixei. Mucho petardeo, como de costumbre. Spice Girls, Aqua, Rihanna, Britney, todo lo trash junto. Volvimos a comer pizza. Ahí llegó mi primer momento de pánico y terror del fin de semana, cuando se me quedó el abrigo pillado con la pata de la mesa en el momento en que nos íbamos después de haber estado una hora dando la nota con nuestros cantes. Le pedí a Jose ayuda para levantar la mesa, con lo que una jarra y un vaso llenos de agua con orégano cayeron sobre Ali provocando la locura generalizada, momento que un finés aprovechó para lanzarnos bolas de papel. Luego todos fuimos muy felices subidos en un taxi que nos trajo a casita. Fuimos al cuarto de Augusto a cantar, bailar y hacer el friki. Intenté recortarme la barba pero su maquinilla no tiene niveles, así que volví a mis 15 años.


Augusto, carioca, y yo.


Sandra y yo con una lámpara.


Sudando en el subsuelo del Mixei.


Todo el amor.


Llegó el domingo y nos fuimos a la sauna. No se puede venir a Finlandia y no probar la experiencia de entrar en la sauna, morir asado y saltar al lago con el agua congelada. 

Así pues, nos fuimos al Lago Näsijärvi, el que está al lado de Lapinkaari. Es el lago más grande en el área de Tampere, con un tamaño de 257 km². La ciudad de Tampere se localiza entre los lagos Näsijärvi y Pyhäjärvi y hay un rápido (Tammerkoski) que corre a través de la ciudad desde el lago Näsijärvi. La calidad del agua del lago ha mejorado conforme ha disminuido el uso del agua en la industria maderera y además hay un servicio de paseos en barco por el lago.

Llegamos y nos colamos como de costumbre. Cuesta 5 euros, pero nosotros llegamos con el bañador puesto y entramos directamente a la sauna. Igual no está bien, pero con el sufrimiento que me supone la experiencia no me arrepiento de no pagar, y más sabiendo lo que me pasó ese día.

Después de 4 o 5 veces entrando y saliendo de la sauna al lago y del lago a la sauna, posé para Jose, que decidió no vivir la experiencia y hacer fotos. 

-¿Has tocado el agua?
-No, a ver. ¿Te imaginas que me caigo?

Después de mi pregunta, no fue necesario imaginar nada porque Jose se resbaló cayendo al lago con el abrigo, la cámara y el gorrito. Yo me sentí el hombre invencible y salí corriendo en chanclas para sacarlo del agua. La piedra estaba llena de moho, con lo que me resbalé y caí todavía más dentro de la zona en la que estaba él. Con la cámara de Ali fuera del agua, grité y grité para que alguien nos sacara de ahí. Lo demás no lo recuerdo, creo que porque estaba en shock y mi mente lo ha borrado.

Al final conseguimos salir después de un rato de muchísimo miedo sin conseguirlo por lo resbaladizo de las piedras. Sandra fue nuestra salvación. Ya puedo decir que alguien me ha salvado la vida. Logró agarrarse a una barandilla y sacar a Jose. Después vino mi turno. Ni siquiera recuerdo el momento en que me sacó, la imagen que tengo justo después de salir es de Diego preguntándome si estaba bien, y una señora finesa gritándome GO TO THE SAUNA, GO TO THE SAUNA. Yo, sin embargo, estaba tirado en el suelo, temblando y sin poder moverme.

Todavía después de 2 semanas sigo teniendo las piernas llenas de heridas. Con las piernas y los pies llenos de sangre, me metí en la ducha y estuve diez minutos con el agua ardiendo mientras mi piel seguía congelada. Decidido: NO VUELVO MÁS.


El Lago Näsijärvi en invierno.


Después de esa divertida experiencia, volvimos a la residencia, cenamos y vimos Paranormal Activity II. No había visto la primera, pero nos hicieron un resumen rápido y ea. No da absolutamente nada de miedo. También hay que tener en cuenta que lo veíamos en la pantalla de mi ordenador chatarrero, con todas las imágenes súper pixeladas (Sandra tenía que indicarnos cuándo se movía misteriosamente una lámpara o aparecía una sombra sospechosa por algún lado) y con nosotros hablando sin cesar.

Al día siguiente, cogieron un avión de vuelta a Oslo, y de Oslo a Madrid. Yo viví varios días de tristeza máxima, pero bueno, el 19 de diciembre nos veremos otra vez. Y Nochevieja...por primera vez en Madrid. ¡Qué ganas!


Tampere de noche.


Calle típica tampereña.


Esa semana no ocurrió nada especial hasta el jueves, cuando nos fuimos a Estocolmo, la ciudad donde estoy seguro de que viviré en algún momento de mi vida. Pero eso lo cuento en la próxima actualización.

No sé si comenté mis impresiones sobre Oslo, donde estuve la semana anterior a Estocolmo con Sandra, Ali  y Jose. Oslo, además de lo que dice la Wikipedia, es una ciudad llena de drogadictos, prostitutas y gente pidiendo dinero. No me esperaba para nada que la cosa fuera así. Rumanos pidiendo cada cinco metros, tirados en el suelo y pasando frío (comprendo que si no tienen otro salida estén así, pero tratándose de un país como Noruega que se enorgullece de su Estado del Bienestar, algo tiene que estar fallando). Algo que también falla con respecto al tema de las drogas: gente desequilibrada cada media hora, gente que se tambalea, gente que es cacheada por la policía, gente pinchándose con jeringuillas... Solamente en Oslo hay más de 5 mil personas adictas a la heroína y ocurren más de 200 muertes por sobredosis al año. 

Una sensación de inseguridad que, si no es constante, sí que existe. En Madrid también se ve el centro lleno de prostitutas (Montera, Ballesta, etcétera) a cualquier hora, pero será que por mi cabeza no pasaba la posibilidad de que en el país con más alto desarrollo humano del mundo las calles pudieran estar como están. Nos dijeron que el Gobierno paga a los drogadictos en tratamiento un sueldo de 1.200 euros al mes, cosa que no he podido confirmar por ninguna otra fuente. Lo que sí puedo confirmar es el miedo que daban algunos personajes que deambulaban por la ciudad como zombies.




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PRÓXIMAMENTE: Estocolmo, el viaje en el ferry del pánico, el mono de la felicidad, irte a hacer el máster gratis a Suecia, Love y Émile, etcétera.