sábado, 31 de marzo de 2012

HOW TO DRESS WELL.





Ayer viernes 30 de marzo fuimos a Miami que es esa discoteca que no me gusta nada pero en la que siempre acabo pasándolo bien. Primero decidí que no salía, pero luego Ana, Alba, Inma, Dori y Pablo se quedaron a beber en Lapinkaari en lugar de ir a City y viendo el jolgorio me animé.

Cosas que pasaron a lo largo de la noche, por orden cronológico:


  1. Ana Mae llegó antes de las 22.00 a mi cuarto más borracha que una cuba. Es inglesa y disfruta bebiendo en soledad. Iba andando en zigzag y se puso de rodillas en mi cuarto pulsando el Next del Chatroulette para encontrar chicos ante los que mostrar sus encantos. Yo pensaba que en cualquier momento se sacaba las tetas, pero no hubo suerte.

  2. Me cambié y empezamos a beber en botellas de Coca-Cola light porque no teníamos vasos y nos daba pereza ir a la cocina a fregar uno. Nos pusimos a cantar en la habitación de Inma con un karaoke del Youtube. Cantábamos La Copa de la Vida de Ricky Martin y, de repente, alguien hizo SHHHH SHHHH. Nos dimos la vuelta tras cantar una parte de la canción que era instrumental (cantándola letra por letra hasta que llegaba el estribillo así: IIIIIIIIIIII NNNNNNNNNNN SSSSSS TTTTT RRRRR UUUUU MMMMM EEEEEE NNNNNNN TTTTTT AAAAAA LLLLLL) y descubrimos que era el hombre de seguridad. Nos pilló en un momento ridículo cantando a gritos. Fue bastante patético.

  3. Salimos y fuimos andando mientras continuábamos bebiendo camino de Miami. Inma y yo hablábamos animadamente contándonos nuestra vida y milagros. Llegamos y empezó nuestra Operación Robo haciéndonos con todas las copas de cerveza y lonkero posibles. Ana Mae cogió una cerveza que era de un catalán, el chico se cabreó más que un mono y el dj de la discoteca le decía que se relajase. Luego, el mismo pinchadiscos le dijo a Ana que la había visto robando la cerveza. Yo me aguantaba la risa delante del catalán mientras Javi Gatito me decía que me callara.

  4. Conocí a la amiga italiana de Serena que estuvo de Erasmus en Barcelona y habla español con un acento muy gracioso. Serena rechazaba a Steven porque lo había visto bailar con otra chica y se puso celosa. Su amiga se quejaba de que en la UB tenía que dar clases en catalán y de que los catalanes eran un poco bordes con ella. Mientras tanto, Ana Mae besaba al fotógrafo del club, que giraba la cabeza a veces para mirarnos relamiéndose al mismo tiempo. Alba también estaba ocupada, pero eso es confidencial.

  5. Unos chicos llevaban un trofeo que habían ganado en un torneo de fútbol sala. La cogí y bailé con ella, luego la llenamos con la bebida de Aino, que es una finesa amiga de Pablo que además iba conmigo a una clase de Mary McDonald, y bebimos de la copa. Luego le dimos vueltas a la parte de arriba y la copa se caía de lado a lado ante el cabreo de los dueños.

  6. Al final de la noche hablé por el micrófono del dj y fue un momento mágico. Cuando cerraron nos fuimos al McDonald's y yo le hablaba a la camarera con mi acento pedante, no me entendió y le empecé a hablar en español como si no supiera hablar en inglés. Ella no se enteraba absolutamente de nada. Luego nos pusimos a comer Pablo, Aino y yo. Muchas risas.

  7. Finalmente cogimos un taxi desde la Railway Station y pasé todo el viaje haciendo este sonido: iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiihhhhhhhhhhhhhhhh. Pablo y el taxista se meaban de la risa. Llegamos a Lapinkaari y empezó a sonar la alarma de incendios. Todo el mundo bajó a la calle, y yo bajé con Dori haciéndonos los dormidos. Tras ello fuimos a la habitación de Inma y estuvimos viendo vídeos de gitanas bailando y caballos galopando. Me quedé dormido con Dori en el colchón del suelo y me he despertado a las 11.30 sin saber por qué estaba ahí. La húngara ya se había ido porque no podía dormir con mis ronquidos (que yo sólo ronco si bebo, he de decir).



*     *     *     *     *



Hoy hemos estado en Pyynikintori, en la Torre Nakötörni. Y os preguntaréis...¿qué narices es eso? Pues es una torre hecha de granito rojo traído de las islas Aland situada en lo alto de una colina cuya fama se debe a la elaboración de los munkins, que son una especie de donuts blanditos con especias en la masa. Puedes ir y tomar un café con este dulce en la cafetería de la planta baja, que estaba llena de gente haciendo cola. Nos hemos sentado en una mesa en la que un español muy raro se bebía una bebida extraña junto a su novia finesa. Nos ha contado que vino de Erasmus y se quedó aquí por amor. En realidad es lo único que ha dicho.

Tras tomarnos el munkin hemos subido a la terraza en el ascensor. Unas vistas preciosas de toda la ciudad, los lagos que se están descongelando y el emocionante atardecer nórdico. Una vez abajo, nos hemos tumbado frente al lago en unas rocas, disfrutando de las vistas. No sabía de la existencia de esa zona de Tampere, en la que hay una playita en la que bañarse en verano. Iremos en mayo.

Inma ha visto por fin cumplido su sueño de visitar la pequeña torre.


Alegría en la terraza de la pequeña torre.


Tampere bonito.


A veces me doy cuenta de lo petardo que soy.


Parejitas tomando el sol frente al lago.


Mirando al horizonte.


Metaamor.


A Inma le encanta el sol, disfruta.


Cafetería de la torre.


Aspecto desde el exterior.

jueves, 29 de marzo de 2012

You were such a P.Y.T.

Lo de ir a Estocolmo surgió de repente. Unos amigos tenían unas entradas para ver a Justice y, finalmente, no estarían en la ciudad, por lo que me las ofrecieron. No sabía qué hacer pues llevaba ya dos semanas de viaje. Diego F.F. me dijo que a él le apetecía, así que nos animamos y pillamos los billetes de ferry. Nada más volver de Bruselas me resfrié y pensé en renunciar al viaje. Al final fui (cómo no) y fue un fin de semana genial.


Esta señora se lo pasó en grande.


Estocolmo me enamoró en octubre y lo ha vuelto a hacer ahora. No sé qué tiene, pero engancha. Esto puede ser lo más cursi del mundo, y me da igual. Es una ciudad genial. Es una capital divertida. Puedes sentarte en un banco a ver a la gente pasar y estar entretenido. Eso en Helsinki no pasa. En la capital de Finlandia la gente no es tan guapa, ni va tan bien vestida, ni tiene esa actitud que los de Estocolmo sí poseen. 

Llegamos un viernes por la mañana tras un viaje de una noche en ferry procedentes de Turku. Tuve la oportunidad de ver la antigua capital de Finlandia por primera vez, ya que la anterior fuimos directamente al puerto sin pasar por el centro. No se diferencia mucho de Tampere ni de cualquier otra ciudad de este país. Todas tienen una estructura parecida, con una calle principal con su plaza central y sus R-Kioskis. Sí que es cierto que Turku tiene más pinta de ciudad, con centros comerciales, muchas tiendas y gente caminando por la calle. 

Tomamos un café haciendo tiempo para tomar el bus que nos llevaría a la terminal de ferrys. El sitio era muy elegante, muy típica cafetería del barrio de Salamanca llena de rubias pijas teñidas, pero con rubias naturales. No entiendo cómo en este país es imposible encontrar un café bien hecho (con excepción del Café Europa de Tampere). Pero en una cafetería como esa, en la que esperas un café medianamente normal, tenían la jarra con el café color marrón claro para que tú mismo te lo sirvieras. En este país, cada habitante toma al año 11'92 kilos de café. 3'8 tazas de agua de zapatos al día.

Después de cenar en el ferry unas costillas con salsa barbacoa junto con unas alas de pollo acompañadas por patatas, nos pusimos a ver J'ai tué ma mère una película dirigida y protagonizada por Xavier Dolan, procedente de la Canadá francófona. Cuenta la historia de un hijo que tiene una relación de amor-odio con su madre. Me gustó más que Les amours imaginaires, la otra peli dirigida por Dolan. 




Una vez en Estocolmo, a las siete de la mañana, teníamos que esperar hasta las once a David, un amigo de Diego Fernández que está allí de Erasmus. Tenía clase, y nada más acabar vino a recogernos al McDonald's en el que pasamos la mañana ya que íbamos con las maletas y no nos apetecía estar paseando con nuestras pintas tras la paliza del ferry. Tuvimos suerte de que él también iba al concierto con una amiga.

Fuimos a comprar una tarjeta con la que usar trenes, buses y metro durante todo el fin de semana. Cuesta unos 21 euros (allí en coronas) y te permite viajar todas las veces que quieras durante 3 días. Yo perdí mi tarjeta esa misma noche con lo que me vi obligado a colarme en todos los transportes. 

Tras hacernos con la tarjeta, nos dirigimos al Lidl para comprar provisiones con las que sobrevivir esos días. A Diego se le rompieron las ruedas de la maleta y las dejó tiradas dentro de una cesta de la compra. 


Diego F.F. en la cocina de la resi de David.

Fuimos a la universidad de David y flipamos con las instalaciones. Es tan moderna como la nuestra, pero tiene una biblioteca llena de revistas geniales que aquí no tenemos. Así es Suecia. 

Comimos, recogimos las entradas de manos de mis adorados amigos suecos y bebimos. Con nosotros estaba una chica iraní llamada Mehrdokht a la cual no llamé por su nombre en ningún momento ya que aún hoy sigo sin conocer su pronunciación. Nos contó la historia de su vida: siempre ha vivido en Suecia, pero sigue viajando cada año a Irán. Nos dijo que cada vez que coge un avión vive situaciones extrañas, como la última vez, cuando tuvo que parar repentinamente en otro país porque no autorizaban el aterrizaje en Estocolmo... Hablamos de las sanciones a Irán por parte de Estados Unidos, de cómo afecta al pueblo y no a los verdaderos culpables de la situación. Y toda la conversación a raíz de un reportaje de esa genialidad de revista que es Monocle publicado en su número de febrero (Pulling the rug: Iran's carpet makers get knotted).

Pensábamos que el concierto era en el Stockholm Globe Arena, pero finalmente fue en un edificio adjunto a éste. Para entrar al recinto había que pasar un control de seguridad, llegando a una zona donde dejar los abrigos desde la que hablamos por teléfono con mi madre (sobre todo habló Diego F.F.). Una vez dentro, nos encontramos con barras en las que vendían bebidas y otro nuevo control en el que enseñar las entradas por segunda vez para poder acceder a la zona más cercana al escenario. Diego no superó ese segundo control debido a su estado etílico y decidió saltar la valla cogiendo carrerilla. El resultado fue que su cuerpo reventó contra el suelo, pero se levantó con total dignidad para luego salir a orinar. En ese momento le perdimos de vista y no volvimos a saber nada de él hasta el final del concierto.

Mientras Diego nos mandaba mensajes al móvil que delataban su borrachera, yo bailaba con David y la iraní de nombre impronunciable. En mitad del concierto fui a pedir una cerveza. Así fue como yo también me perdí y acabé viendo el show yo solo en una esquina. Conseguí encontrarme con Diego, que nos odiaba porque pensaba que le habíamos dejado solo. Estuvimos los dos bailando tan contentos y luego nos fuimos a la calle, donde su furia alcohólica hizo que me pegara un empujón y nos gritara con odio sideral mientras a mí todo me daba igual dada mi felicidad. 

Resumen de los mejores mensajes de Diego F.F. al móvil:

vie., 2 mar. 2012, 22.31

I'm with the police. Thanks for having waited for me.

vie., 2 mar. 2012, 22.35

estoy diego y llevo una hora solo llamándoos a todos. Te espero delante d todo.

vie., 2 mar. 2012, 22.39

Diego yo no puedo pasar las barras, me ha pegado la policía y llevo una hora llamándoos.

vie., 2 mar. 2012, 22.41

Vete al banho porfa. Llevo una hora llorando ahí. Tengo sueCia d todo, y sin chaqueta.

vie., 2 mar. 2012, 22.41

Pueds venir a darme el puto ticket de Justice? Llevo vomitándoos media hora y estoy en el puto medio d la pista.

vie., 2 mar. 2012, 22.51

Gracias a los dos.

Como puede observarse estos mensajes no tienen ningún tipo de sentido.




Decidimos ir a una after-party donde iban a estar los de Justice y, tras media hora buscando el sitio en medio de un polígono, lo encontramos y conseguimos colarnos en la fila. Pagamos 17 eurazos por entrar y a los diez minutos nos tuvimos que ir porque Diego estaba muriendo. Se fue solo y fuimos a buscarlo. Por el camino nos encontramos a un sudamericano que buscaba su hotel (?) y a un noruego al que le dije que Oslo está lleno de prostitutas y drogadictos. Me contestó que no conocí el Oslo guay. Tendría razón, supongo.

Encontramos al gallego en el metro, donde también estaban unos franceses muy petardos. Nos dirigimos hacia la residencia de David y llegamos a su habitación tras la prueba de obstáculos que ello suponía. Su resi está a las afueras de Estocolmo, justo en mitad del campo. Para llegar a ella, hay que subir una gran cuesta toda cubierta de hielo, por lo que cuando intentas andar te vas hacia atrás cayéndote continuamente. Yo no me llegué a caer (¡milagro!), pero Diego se cayó varias veces, lo que incrementó el dolor que sentía tras su salto de valla mortal.


Las francesas petardas del metro.

También tengo que mencionar al compañero coreano de David (comparte habitación). Ese hombre de Seúl nos odió un poco porque se sentía incómodo con tres personas más durmiendo en la misma habitación, así que le dijo a su compañero que no quería que se quedara más gente, aunque David ya se había comprometido con otros amigos a dejarles dormir allí. No sé cómo habrá acabado la cosa. Sólo recuerdo la frase del coreano diciendo que el domingo tenía que levantarse a las ocho para ir a misa... Pánico.

RESUMEN FOTOGRÁFICO


Estación de metro muy extraña.


Hamburguesa de McDonald's que no existe en Finlandia y patatas ricas que tampoco existen.


David y yo muy contentos y etílicos.


David accediendo a su resi por la ventana.


Diego espera en la puerta de la residencia como un señor.



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Tengo que decir que escribí todo lo anterior hace casi dos semanas y no he tenido tiempo de continuar las hazañas en Estocolmo porque he estado muy liado con un ensayo titulado The limits and possibilities of transnational journalism: The case of North Korea que, por fin, entregué el viernes pasado.

¿Qué me queda por contar de Estocolmo? La verdad es que hace un mes de todo esto, pero haciendo memoria:

  • Descubrimos una cafetería muy guay en la que por 40 coronas (4,49 euros) tenías un café y un pastel de entre decenas de posibilidades. Yo escogí un muffin de chocolate enorme que no pude acabarme y se terminó Diego. El lugar estaba en la misma zona donde comimos Augusto, Chris, Alba y yo en nuestra visita a Estocolmo en octubre. Una zona que según Emil es un paraíso hipster y es una pasarela de modelos (metafóricamente) en verano.

    Tomando el café con Emil y Love descubrimos que en Pyongyang hay embajadas de países europeos. Vale, yo pensaba que China o Rusia tendrían embajada, pero otros países... Pues resulta que Suecia tiene embajada, y allí se va a ir a trabajar un amigo de los suecos. ¿Os imagináis vivir/ trabajar en Pyongyang? Sería una experiencia muy fuerte... Reino Unido, Suiza, Cuba y muchos otros países tienen embajada en la capital de Corea del Norte. Pánico.

  • Salimos de fiesta el sábado por la noche a una discoteca cuyo nombre no recuerdo en la que sólo ponían canciones de Eurovisión. Un lugar en el que no suena otra cosa que no haya pasado por el festival. Pusieron Dime de Beth, Europe's living a celebration de Rosa de España y Que me quiten lo bailao de no sé quién, porque no tengo ni idea de quién lo cantaba. Antes de eso hicimos botellón en el McDonald's primero con gran sigilo y después sin vergüenza. Acabamos dando las gracias a un camarero por dejarnos beber.
    El hombre millonario que daba miedísimo.

    Una vez fuera de la discoteca, conocimos a un hombre que daba muchísimo pánico y que nos dio su tarjeta de visita. Pues ese hombre es decano de una facultad de arquitectura, vive en un piso enorme de lujo e inventamos nuestras personalidades.

    Yo me llamaba Federico Trillo y era de Uruguay. Supimos de su riqueza y posesiones inmobiliarias gracias a los suecos que nos contaron que es un conocido de la noche de Estocolmo. Aquí una imagen de ese hombre petardo.

  • Emil me contó que si me eligen para hacer el máster en Lund, me darán clase sus compañeros. Él está haciendo la tesis doctoral sobre la censura en Rusia, y vive entre Estocolmo y Lund. Ya da clases en la universidad, y ha estado un mes en Rusia investigando sobre su trabajo y preguntando a la gente. Emil y Love son la mejor pareja que he conocido en mi vida. Quiero sacar un 90 en el TOEFL y largarme a Malmo para hacer el Máster en Estudios Asiáticos. ES NECESARIO. En España no hay futuro. Ninguno.

Seguro que en ese viaje pasaron muchas más cosas divertidísimas, pero no me acuerdo ya que ha pasado un mes desde entonces. Me arrepiento de no haber actualizado el blog en su momento, pero vivo tantas emociones y momentos divertidos que apenas tengo tiempo para entrar aquí. Lo siento, amigos míos.


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En las semanas posteriores a Estocolmo me dediqué a pensar en mi vuelta a España el próximo 1 de abril con motivo de la Semana Santa. Pensé que me quedaría todo el mes en Tampere pero la cosa cambió cuando vimos un vuelo a Kaunas por 33 euros. ¿A quién no le va a gustar ir a Lituania? A nosotros nos encantó la idea y decidimos que había que ir. Así que el viernes pasado (día 23) cogimos un vuelo Tampere-Kaunas y allí nos plantamos en unos 45 minutillos de nada. Llegamos alrededor de las once de la noche, y a las 00.15 nos esperaba un hombre para llevarnos en furgoneta desde el aeropuerto de Kaunas a la capital, Vilnius.

En el trayecto descubrimos unas bolsas para vomitar y decidimos fundar una nueva religión cuya vestimenta se basa en poner una bolsa de plástico sobre la cabeza. La crónica del viaje a Lituania en unos días...


Momento de pánico en Vilnius.






martes, 6 de marzo de 2012

LENSLIFE.

Queridos amigos,

Bienvenidos a una nueva edición de Mis Hazañas por el Mundo. En esta ocasión, semanas y semanas después de la última actualización, tengo una cantidad formidable de información que compartir con todos vosotros. Comenzamos con los titulares.

EL CUMPLEAÑOS DE CARMEN LUCÍA.

Una noche de desenfrenada pasión que acabó fumando un cigarro en la puerta de Lapinkaari.

UNA SEMANA EN LAPONIA.

Miedo a acabar congelado en la región más septentrional de Europa.

MÁSTER EXPERTO UNIVERSITARIO EN LA CIUDAD DE BRUSELAS.

Cómo salir día sí día también en la capital de Europa sin morir en el intento.



Caras de Bélmez en los cristales de Ruma.


*********************** EL CUMPLEAÑOS DE CARMENLU.

El nueve de febrero Carmen Lucía cumplió 22 años, pero decidió celebrarlo el día 10 con una gran fiesta a la española. Dijimos que estaríamos a las 17.00 para empezar a cocinar, pero la cosa se nos fue de las manos debido a la búsqueda infructuosa del regalo más apropiado para la cumpleañera. Si hay una prenda que defina a Carmen, ese es el mantón. Y si tenemos en cuenta que su color favorito es el rosa, un mantón de color rosa se convierte en el regalo perfecto. Terminamos por encontrarlo en el centro comercial Koskikeskus.

Una vez con nuestro regalo y una postal de las princesas Disney que emitía un sonido insoportable de Cumpleaños Feliz al abrirla, nos dirigimos hacia City, donde la cumpleañera terminaba los platos que había cocinado durante toda la tarde


Let's make a toast!


Gente que se pone muy fea al reír.


Una muestra más de la adicción de DFF a las redes sociales.


Serena es feliz al saberse ganadora del sorteo del Niño.


La cena fue típicamente española: tortillas de patatas, jamoncito, queso manchego, patatas a lo pobre con huevos fritos... Tras ella, un pastel con mermelada de frambuesa y una tarta que cocinaron unas amigas finesas de Carmen. A la cena asistió también el novio de Carmen. Ella estaba con un español, pero su relación acabó para iniciar otra con Alexander, un rubio de Finlandia que la ha llenado de amor. Para saber más sobre Carmen, pulsad aquí.

Acabada la comilona comenzamos a beber, con tan mala suerte que la mujer de seguridad nos pilló con las manos en la masa. La mujer de seguridad era una rubia cualquiera que, de repente, se convirtió en Una rubia muy legal y comenzó a denunciar a los residentes de TOAS City por hacer ruido. A alguno lo echaron. Luego ella se fue de vacaciones (creo recordar que a Roma, según me dijo una noche de fiesta al encontrármela en la calle) y volvió con el pelo a trozos negros. Un cuadro.



Serena y su pasión por la penetración umbelífera.


Botellón en Carmen's room.


Chris, Carmen y su mantón y novio de Carmen.


Dos chicas muy petardas que conocimos esa noche.

Tras el incidente decidimos movernos a la habitación de Carmen. Allí estábamos todos junto a un sueco que escribió en el grupo de Facebook "Erasmus Tampere 2011/2012" buscando amigos porque él está con otro programa que no es Erasmus. Así que Lucía habló con él y se vino. Acabó la noche ocupado.

En Ruma hubo de todo. Debates sobre el fascismo y el comunismo con un petardo polaco diciendo que es mejor el fascismo (¿acaso se puede debatir sobre si una ideología es mejor que la otra? qué pena), bailes locos con gente desconocida que bebía en largos vasos de cristal un mejunje de cuyo nombre no puedo acordarme, la aparición estelar de Konsta, nuestro compañero de clase favorito, etc. Siempre habíamos pensado que el susodicho era gay pero luego supimos que tenía una novia bastante mayor que él a pesar de sus alocados bailes poco heterosexuales. Un día, al salir de clase, me dijo que si podía ayudarle poniendo mi voz en una de sus creaciones de videoarte. Luego me envió un largo privado por Facebook, pero mi pereza me llevó a no contestar y esa colaboración nunca se hizo realidad.

*********************** UNA SEMANA EN LAPONIA.

El lunes 13 de febrero por la noche pusimos rumbo a la Laponia finesa. Llegamos un día después tras horas y horas de autobús muriendo sin cesar. Estuvimos allí hasta el sábado de la misma semana, cuando volvimos para llegar a Tampere el domingo 19 por la mañana.

Lo peor del viaje: la paliza de ir una noche entera en autobús que a la vuelta se convierte en medio día+toda una noche (HORROR), levantarte cada mañana entre las 06.00-07.00 para luego volver poco más tarde de la hora de comer y tener la tarde libre (¿no sería posible madrugar menos y hacer las actividades a lo largo del día?), el reparto desigual de las cabañas, la casi-congelación de los pies el día que hicimos esquí de fondo, que nos llevó a Pablo y a mí a volver al edificio principal para ponernos más calcetines.

Lo mejor del viaje: nuestra cabaña (era la mejor de todas, lo cual desató la ira de los que tenían minicabins), llegar al Círculo Polar Ártico, tocar el agua del Océano Glacial Ártico, el husky safari, intentar pescar agujereando el hielo del lago congelado, la vasca Irati, conocer al ex-novio de Jorge Mollá, hacer ejercicios de supervivencia, las noches de borrachera en las cabañas con el grupo de los Conguitos, cantar una serenata con Daniel Dorado a la guía rusa y que Gonzalo llamara a la puerta del conductor de bus a las tres de la mañana para hacer un movimiento de pájaro. Al día siguiente, la guía dijo a través del micrófono que por favor no volviésemos a cantar un solo en su cabaña y que no llamáramos a la puerta del conductor (en ese momento descubrimos que él era ese hombre que abrió la puerta con cara de pocos amigos).


La alfombra roja de los Goya 2012.


Minutos antes de mi excomunión.


Escribiendo cartas llenas de deseos felices.


El atardecer lapón siempre fue muy romántico.


Alba oliendo botas siempre fue muy desagradable.


Yo intentando pescar siempre fui muy divertido.


Diego y yo sentados justo detrás de dos agujeros en el hielo siempre fuimos muy monis.


Construir un iglú y meterme dentro es una estampa genial.


Conducir un trineo tirado por huskies siempre fue muy de película.





Para quien tenga pensado viajar a Laponia: hacedlo antes de los 35 años. Incluso antes de los 30. Hay actividades imposibles de llevar a cabo a ciertas edades, y con 60 años no creo que sea muy apetecible andar con la nieve cubriéndote hasta la cintura o respirar el frío de los -30 grados. Es un viaje que debe hacerse una vez en la vida. Bajar del bus de vuelta del Océano Glacial Ártico, mirar al cielo y ver las auroras boreales pone los pelos de punta. 

*********************** MÁSTER EXPERTO UNIVERSITARIO EN LA CIUDAD DE BRUSELAS.

Volví de Laponia el domingo 19 por la mañana. Esperamos en la Railway Station al autobús número 2, llegamos a Lapinkaari y dormimos sin cesar. Pasamos el día lavando la ropa que apestaba a chamusquina (nunca mejor dicho, porque todas nuestras prendas de vestir se impregnaron del aroma de la leña quemada uno de los días en que nos ofrecieron una sopita hecha al fuego en Laponia) porque al día siguiente nos íbamos a Bruselas. 

Aprovechamos esos días para volver a socializar un poco con Ana Mae, Jara o Serena, porque la noche del 20 al 21 de febrero debíamos salir de Tampere con destino Lappeenranta. A las cinco de la mañana, despertamos, tras cenar Chrístopher, Alba y yo con Ana Mae en un restaurante chino de Tammelantori. Subimos al tren, bajamos a las siete en otra estación y allí tomamos otro hasta nuestro destino. 

Lappeenranta es una ciudad situada a 30 km de la frontera rusa. Por ese motivo el aeropuerto (al que llegamos tras coger un taxi en la estación de trenes) estaba lleno de rusos maleducados, ruidosos y desordenados. Y es que la ciudad está más cerca de San Petersburgo (211 km) que de Helsinki (221). Toda esa gente viajaría con nosotros a Bruselas, aunque algunos de ellos iban a Ámsterdam vía Charleroi. Es el caso de un hombre que se había cortado el pelo con una motosierra y de su mujer, que iba vestida de prostituta de los años 70.

Ya en el aeropuerto, volví del baño y me encontré con que en las pantallas, al lado del código de nuestro vuelo, aparecía una palabra: PERUTTU. Es cancelado en finés. Era la segunda vez que intentaba viajar a Bruselas para visitar a Alberto (la otra vez perdí el tren y, como consecuencia, el vuelo) y volvía a tener problemas para llegar hasta Bélgica. Había una tormenta de nieve que impedía aterrizar al avión, cuyo piloto lo intentó tres veces. Así que nos llevaron en bus Lappeenranta-Helsinki. Tres horas después llegamos al aeropuerto de la capital de Finlandia. Por fin pudimos subir al avión.

Una vez en Charleroi, un autobús hacia Bruselas. Una hora y ya estábamos allí. Davinia, Rocío y Silvia esperaban a Chrístopher y Alba con pancartas muy petardas. Alberto llegó después. Se me había olvidado que solía vestir de negro y me llamó la atención. Luego me acordé. Nos fuimos a casa, una ducha, cenamos y salimos a pasear un rato. Tomamos dos cervezas en el Potemkin, un sitio muy guay donde proyectan pelis. Allí estuvimos contándonos todas las aventuras que hemos vivido en estos meses de separación: no nos veíamos desde julio del año pasado.

Al día siguiente le acompañé a la universidad (él estudia en la Université Libre de Bruxelles) ya que tenía que hablar con un chico de la Canadá francófona con el que iba a hacer un tándem, es decir, él habla español y el otro habla francés, se hacen amigos, aprenden y consiguen créditos. La universidad es un poco Hogwarts, con edificios que datan de 1834. No sabía que de allí han salido cuatro premios Nobel, una medalla Fields y que cuenta con un 29% de estudiantes extranjeros.


Aquí estudia Alberto.

Mientras él hablaba con su tándem, yo me paseaba por las calles ante el riesgo de ser atropellado por un tranvía, dado que no entendía el funcionamiento de los semáforos que pueden estar en rojo para el tráfico mientras que los tranvías pasan de igual manera. No escuchar música y así no perder la capacidad auditiva es bien. Volví al Campus, conocí al canadiense y a una catalana que también estudia periodismo allí y nos fuimos a pasear por el barrio europeo. Antes de eso nos tomamos una metralleta.


Bocadillo apto para la Chon Gorda.

La metralleta es un plato belga que puedes degustar en las friteries, kebabs y bares de la ciudad. La mitraillette procede de Hainaut, una provincia al sur de Bélgica, y por 3'50€ te mantiene llenísimo durante un día entero. Se trata de un bocadillo con carne (el que yo probé tenía un pincho moruno dentro), patatas fritas y zanahoria, tomate, lechuga, cebolla o lo que tú elijas. A todo ello le añades una salsa de entre las múltiples que probé en mi estancia en Bruselas: andaluza, Brasil, samurai, americana, barbacoa, mayonesa...

Con el estómago lleno, nos paseamos por el barrio europeo.


Foto mal hecha del Parlamento Europeo.


Me hizo gracia que estuviera en finés.


Una cosa mu modenna.


Alberto disfrutando de la propaganda de la UE.


Una vez allí, entramos al Parlamentarium. Es el centro de visitantes del Parlamento Europeo, que no pude visitar cuando fui con mi madre en marzo del año pasado porque no existía, ya que fue inaugurado en octubre de 2011. Está en el Espacio Léopold y contiene una exposición permanente de cientos de contenidos multimedia que explican tanto el funcionamiento del Parlamento como de otras instituciones europeas.

Al llegar te dan un PMG (personal multimedia guide) con el que haces todos el recorrido en tu idioma o en el que te apetezca de los 23 de la Unión Europea. Está abierto todos los días excepto los lunes por la mañana, y es gratis. 

A destacar: escribir un mensaje en un ordenador que luego proyecta tu texto, sentarte en los sofás de la sala circular que da vueltas sin cesar y ver vídeos de propaganda pro-UE, ver los caretos de los eurodiputados en  la sala donde aparecen los de cada país, o usar las máquinas-cámaras con las que recorres el mapa de Europa caminando por encima. 

En la sala donde aparece propaganda en vídeo con las historias de gente que ha conseguido vivir un poco mejor gracias a las ayudas de la Unión Europea hay dos vídeos cuya localización está en España: uno de una sudamericana que llegó a Madrid y montó un gimnasio donde ahora trabaja toda su familia, y otro de una española que trabaja de auxiliar de geriatría gracias a no sé qué programa de la UE. El vídeo de la española es lo más rancio que he visto en mucho tiempo, da una imagen de España que hará pensar a cualquiera que vivimos en los años del franquismo. Sólo salen monjas. Monjas todo el rato. Monjas en todas partes. Monjas bendiciendo una comida, monjas dando hostias -consagradas- a los enfermos, monjas rezando, un crucifijo en una pared, abuelas en misa... Pánico. ¿Esa es la imagen que se quiere dar de España? ¿Un país ultracatólico donde la gente se dedica a comer hostias? Qué horror.



Tras la visita al museo del Parlamento Europeo, volvimos a casa para cenar. Después bebimos para salir a Fuse, una discoteca que Alberto no me pintó muy bien y que quizás por eso no me pareció tan mala al final. Antes de entrar, nos encontramos con Alba, Chrístopher, Rocío, Davinia, Silvia y una finesa compañera de piso de ésta última. Era la típica fiesta de estudiantes Erasmus, por lo que contó con todos los hits del Miami de Tampere, aunque hubo una media hora de música guay. Un hombre daba de beber un licor de menta que estaba malísimo y luego no llevaba alcohol. La sala de fumadores era the pércal con un gay gordo de madre española que hablaba como Falete. Nos fuimos antes de que cerraran.

A la mañana siguiente paseamos de nuevo por la ciudad, y por la noche fuimos a la TD. Bebimos en casa de Alberto con media Italia allí congregada. Una petarda de la clase de Chrístopher y Alba que se fue a vivir a Londres criticó a una amiga de Alberto llamándola "caperucita roja", pero la italiana la entendió y se cabreó. 

No entiendo por qué no se oye hablar de esta fiesta en España. No sabía que esto existía y es una de las mayores locuras (y he asistido a muchas) que he visto en mi vida. Ni punto de comparación con festivales musicales locos en los que he podido estar, ni afters que hayan acabado de manera surrealista. Es una jodida locura.

La TD es una fiesta que se celebra de lunes a jueves, todas las noches, en el campus de La Plaine de Bruselas en un edificio medio abandonado, muy viejo y con pinta de poder hundirse en cualquier momento. Alberto me dijo que no me llevara el abrigo y que me pusiera ropa oscura. Me dejó una camiseta negra. Entrar al edificio supone recibir una bofetada de aire caliente. Pagas 4 euros de entrada más 1 euro por cada cerveza. Compramos una tira de 5 tickets, de los que te van arrancando uno a uno cada vez que pides una consumición. La ropa la dejas gratis en un ropero que nadie controla, por lo que todo el mundo puede llevarse lo que quiera, como hicieron con mi preciosa bufanda. 

Nada más entrar, empecé a escuchar La Bomba de King África. Sonarían también la banda sonora de Friends, reggeaton, petardeo de todo tipo... aunque mi recuerdo general de la noche es más bien difuso. Además de sudar como un pollo, tienes que enfrentarte a la lluvia de cerveza. La tradición dice que cuando tengas sólo dos dedos de bebida en el vaso, debes lanzarlo hacia atrás. Así, le caerá a cualquiera encima y acabará tan lleno de cerveza, sudor y porquería como tú.

No sé cómo volvimos a casa, pero creo que colándonos en un autobús.

Valoración de la TD: 10. Descripción: Inmundicia.


Lo típico que para DFF sería maravilloso, espectacular, tremeeeeeendo.


Cola para probar las mejores patatas fritas de Bruselas.


Esta es mi cara de aquí-estoy-yo.


El viernes nos quedamos en casa pasando la resaca. Al día siguiente tomamos las mejores patatas fritas de Bruselas, en la Plaza Flagey, junto a los estanques de Ixelles. Una hora de espera para comernos mínimo medio kilo de patatas fritas con salsa Brasil y una croqueta de carne alargada. Dicen que el truco de las patatas fritas belgas está no ya en la calidad de las patatas y en el corte, sino en el hecho de que las fríen dos veces. Primero, a fuego lento, y, después, a fuego muy fuerte para que queden muy crujientes. Estaban riquísimas. El último día las probé en la fritería de la esquina de atrás de la Grand Place y no tenían nada qué ver. Flagey 1 - Grand Place 0.

Bruselas es una ciudad oscura. Es más gris que Tampere. Pero tiene vida, y los belgas parecen vivir ajenos a todos. Tienen cara de que todo les pasa de largo, de vivir en un país que aunque sea la sede de la verdadera capital de Europa, no tiene mucho qué decidir, y es por eso que pasan de todo. Muy bien por ellos.

El sábado salimos a Flash Cocotte. La fiesta más petarda de los últimos tiempos. Pinchaban los de Yelle y nos encontramos con la cantante, a la que abracé sin dejar que se moviera durante media hora. Creo que ahora está en tratamiento psicológico y fisioterapeútico. Alberto huyó cuando se nos hizo tarde para disfrutar de la oferta, y allí nos quedamos Alba, Chrístopher, Silvia, Davinia, Rocío y yo. Acabé la noche en casa de Silvia ya que Alberto estaba catatónico y era imposible contactar con él.


Vamos a vomitar en tres, dos, uno... yaaaaaa.


El lunes fue nuestro último día en Bruselas. Pasé la mañana dando vueltas mientras Alberto asistía a una clase, y aproveché para ver una iglesia que me quedaba por ver. Luego él vino y me pedí un McFlurry con esas pantallas de pedidos en los que no tienes que hablar con los camareros. Pulsé en algo que no sabía qué era y resultó ser una cosa repugnante con sabor a medicina afrutada de color morado. Se trata del McFlurry Cuberdon. El cuberdon es un dulce típico de Bélgica extremadamente empalagoso. Asco.

Luego fuimos a visitar la Basílica del Sagrado Corazón, volvimos al centro, me comí un gofre frente al Manneken Pis y nos fuimos a beber una cerveza al Café des Halles, donde unos estudiantes que teníamos enfrente no paraban de mirarnos debido a nuestro atractivo físico. Jugamos 30 partidas del cuadrado con las cartas y luego nos fuimos todos a cenar a casa de Alberto, que nos hizo pasta con una salsa en la que combinó más de diez especias diferentes. Rico.

Por la noche, un autobús a Charleroi y de vuelta a Finlandia.

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PRÓXIMAMENTE EN MIS HAZAÑAS POR EL MUNDO BY DIEGO CASSADY:  CONCIERTO de JUSTICE en ESTOCOLMO, EMIL Y LOVE, la LOCURA de DIEGO FERNÁNDEZ, dar las gracias al CAMARERO del MCDONALDS, MÁSTER en ESTUDIOS ASIÁTICOS en LUND.