martes, 6 de marzo de 2012

LENSLIFE.

Queridos amigos,

Bienvenidos a una nueva edición de Mis Hazañas por el Mundo. En esta ocasión, semanas y semanas después de la última actualización, tengo una cantidad formidable de información que compartir con todos vosotros. Comenzamos con los titulares.

EL CUMPLEAÑOS DE CARMEN LUCÍA.

Una noche de desenfrenada pasión que acabó fumando un cigarro en la puerta de Lapinkaari.

UNA SEMANA EN LAPONIA.

Miedo a acabar congelado en la región más septentrional de Europa.

MÁSTER EXPERTO UNIVERSITARIO EN LA CIUDAD DE BRUSELAS.

Cómo salir día sí día también en la capital de Europa sin morir en el intento.



Caras de Bélmez en los cristales de Ruma.


*********************** EL CUMPLEAÑOS DE CARMENLU.

El nueve de febrero Carmen Lucía cumplió 22 años, pero decidió celebrarlo el día 10 con una gran fiesta a la española. Dijimos que estaríamos a las 17.00 para empezar a cocinar, pero la cosa se nos fue de las manos debido a la búsqueda infructuosa del regalo más apropiado para la cumpleañera. Si hay una prenda que defina a Carmen, ese es el mantón. Y si tenemos en cuenta que su color favorito es el rosa, un mantón de color rosa se convierte en el regalo perfecto. Terminamos por encontrarlo en el centro comercial Koskikeskus.

Una vez con nuestro regalo y una postal de las princesas Disney que emitía un sonido insoportable de Cumpleaños Feliz al abrirla, nos dirigimos hacia City, donde la cumpleañera terminaba los platos que había cocinado durante toda la tarde


Let's make a toast!


Gente que se pone muy fea al reír.


Una muestra más de la adicción de DFF a las redes sociales.


Serena es feliz al saberse ganadora del sorteo del Niño.


La cena fue típicamente española: tortillas de patatas, jamoncito, queso manchego, patatas a lo pobre con huevos fritos... Tras ella, un pastel con mermelada de frambuesa y una tarta que cocinaron unas amigas finesas de Carmen. A la cena asistió también el novio de Carmen. Ella estaba con un español, pero su relación acabó para iniciar otra con Alexander, un rubio de Finlandia que la ha llenado de amor. Para saber más sobre Carmen, pulsad aquí.

Acabada la comilona comenzamos a beber, con tan mala suerte que la mujer de seguridad nos pilló con las manos en la masa. La mujer de seguridad era una rubia cualquiera que, de repente, se convirtió en Una rubia muy legal y comenzó a denunciar a los residentes de TOAS City por hacer ruido. A alguno lo echaron. Luego ella se fue de vacaciones (creo recordar que a Roma, según me dijo una noche de fiesta al encontrármela en la calle) y volvió con el pelo a trozos negros. Un cuadro.



Serena y su pasión por la penetración umbelífera.


Botellón en Carmen's room.


Chris, Carmen y su mantón y novio de Carmen.


Dos chicas muy petardas que conocimos esa noche.

Tras el incidente decidimos movernos a la habitación de Carmen. Allí estábamos todos junto a un sueco que escribió en el grupo de Facebook "Erasmus Tampere 2011/2012" buscando amigos porque él está con otro programa que no es Erasmus. Así que Lucía habló con él y se vino. Acabó la noche ocupado.

En Ruma hubo de todo. Debates sobre el fascismo y el comunismo con un petardo polaco diciendo que es mejor el fascismo (¿acaso se puede debatir sobre si una ideología es mejor que la otra? qué pena), bailes locos con gente desconocida que bebía en largos vasos de cristal un mejunje de cuyo nombre no puedo acordarme, la aparición estelar de Konsta, nuestro compañero de clase favorito, etc. Siempre habíamos pensado que el susodicho era gay pero luego supimos que tenía una novia bastante mayor que él a pesar de sus alocados bailes poco heterosexuales. Un día, al salir de clase, me dijo que si podía ayudarle poniendo mi voz en una de sus creaciones de videoarte. Luego me envió un largo privado por Facebook, pero mi pereza me llevó a no contestar y esa colaboración nunca se hizo realidad.

*********************** UNA SEMANA EN LAPONIA.

El lunes 13 de febrero por la noche pusimos rumbo a la Laponia finesa. Llegamos un día después tras horas y horas de autobús muriendo sin cesar. Estuvimos allí hasta el sábado de la misma semana, cuando volvimos para llegar a Tampere el domingo 19 por la mañana.

Lo peor del viaje: la paliza de ir una noche entera en autobús que a la vuelta se convierte en medio día+toda una noche (HORROR), levantarte cada mañana entre las 06.00-07.00 para luego volver poco más tarde de la hora de comer y tener la tarde libre (¿no sería posible madrugar menos y hacer las actividades a lo largo del día?), el reparto desigual de las cabañas, la casi-congelación de los pies el día que hicimos esquí de fondo, que nos llevó a Pablo y a mí a volver al edificio principal para ponernos más calcetines.

Lo mejor del viaje: nuestra cabaña (era la mejor de todas, lo cual desató la ira de los que tenían minicabins), llegar al Círculo Polar Ártico, tocar el agua del Océano Glacial Ártico, el husky safari, intentar pescar agujereando el hielo del lago congelado, la vasca Irati, conocer al ex-novio de Jorge Mollá, hacer ejercicios de supervivencia, las noches de borrachera en las cabañas con el grupo de los Conguitos, cantar una serenata con Daniel Dorado a la guía rusa y que Gonzalo llamara a la puerta del conductor de bus a las tres de la mañana para hacer un movimiento de pájaro. Al día siguiente, la guía dijo a través del micrófono que por favor no volviésemos a cantar un solo en su cabaña y que no llamáramos a la puerta del conductor (en ese momento descubrimos que él era ese hombre que abrió la puerta con cara de pocos amigos).


La alfombra roja de los Goya 2012.


Minutos antes de mi excomunión.


Escribiendo cartas llenas de deseos felices.


El atardecer lapón siempre fue muy romántico.


Alba oliendo botas siempre fue muy desagradable.


Yo intentando pescar siempre fui muy divertido.


Diego y yo sentados justo detrás de dos agujeros en el hielo siempre fuimos muy monis.


Construir un iglú y meterme dentro es una estampa genial.


Conducir un trineo tirado por huskies siempre fue muy de película.





Para quien tenga pensado viajar a Laponia: hacedlo antes de los 35 años. Incluso antes de los 30. Hay actividades imposibles de llevar a cabo a ciertas edades, y con 60 años no creo que sea muy apetecible andar con la nieve cubriéndote hasta la cintura o respirar el frío de los -30 grados. Es un viaje que debe hacerse una vez en la vida. Bajar del bus de vuelta del Océano Glacial Ártico, mirar al cielo y ver las auroras boreales pone los pelos de punta. 

*********************** MÁSTER EXPERTO UNIVERSITARIO EN LA CIUDAD DE BRUSELAS.

Volví de Laponia el domingo 19 por la mañana. Esperamos en la Railway Station al autobús número 2, llegamos a Lapinkaari y dormimos sin cesar. Pasamos el día lavando la ropa que apestaba a chamusquina (nunca mejor dicho, porque todas nuestras prendas de vestir se impregnaron del aroma de la leña quemada uno de los días en que nos ofrecieron una sopita hecha al fuego en Laponia) porque al día siguiente nos íbamos a Bruselas. 

Aprovechamos esos días para volver a socializar un poco con Ana Mae, Jara o Serena, porque la noche del 20 al 21 de febrero debíamos salir de Tampere con destino Lappeenranta. A las cinco de la mañana, despertamos, tras cenar Chrístopher, Alba y yo con Ana Mae en un restaurante chino de Tammelantori. Subimos al tren, bajamos a las siete en otra estación y allí tomamos otro hasta nuestro destino. 

Lappeenranta es una ciudad situada a 30 km de la frontera rusa. Por ese motivo el aeropuerto (al que llegamos tras coger un taxi en la estación de trenes) estaba lleno de rusos maleducados, ruidosos y desordenados. Y es que la ciudad está más cerca de San Petersburgo (211 km) que de Helsinki (221). Toda esa gente viajaría con nosotros a Bruselas, aunque algunos de ellos iban a Ámsterdam vía Charleroi. Es el caso de un hombre que se había cortado el pelo con una motosierra y de su mujer, que iba vestida de prostituta de los años 70.

Ya en el aeropuerto, volví del baño y me encontré con que en las pantallas, al lado del código de nuestro vuelo, aparecía una palabra: PERUTTU. Es cancelado en finés. Era la segunda vez que intentaba viajar a Bruselas para visitar a Alberto (la otra vez perdí el tren y, como consecuencia, el vuelo) y volvía a tener problemas para llegar hasta Bélgica. Había una tormenta de nieve que impedía aterrizar al avión, cuyo piloto lo intentó tres veces. Así que nos llevaron en bus Lappeenranta-Helsinki. Tres horas después llegamos al aeropuerto de la capital de Finlandia. Por fin pudimos subir al avión.

Una vez en Charleroi, un autobús hacia Bruselas. Una hora y ya estábamos allí. Davinia, Rocío y Silvia esperaban a Chrístopher y Alba con pancartas muy petardas. Alberto llegó después. Se me había olvidado que solía vestir de negro y me llamó la atención. Luego me acordé. Nos fuimos a casa, una ducha, cenamos y salimos a pasear un rato. Tomamos dos cervezas en el Potemkin, un sitio muy guay donde proyectan pelis. Allí estuvimos contándonos todas las aventuras que hemos vivido en estos meses de separación: no nos veíamos desde julio del año pasado.

Al día siguiente le acompañé a la universidad (él estudia en la Université Libre de Bruxelles) ya que tenía que hablar con un chico de la Canadá francófona con el que iba a hacer un tándem, es decir, él habla español y el otro habla francés, se hacen amigos, aprenden y consiguen créditos. La universidad es un poco Hogwarts, con edificios que datan de 1834. No sabía que de allí han salido cuatro premios Nobel, una medalla Fields y que cuenta con un 29% de estudiantes extranjeros.


Aquí estudia Alberto.

Mientras él hablaba con su tándem, yo me paseaba por las calles ante el riesgo de ser atropellado por un tranvía, dado que no entendía el funcionamiento de los semáforos que pueden estar en rojo para el tráfico mientras que los tranvías pasan de igual manera. No escuchar música y así no perder la capacidad auditiva es bien. Volví al Campus, conocí al canadiense y a una catalana que también estudia periodismo allí y nos fuimos a pasear por el barrio europeo. Antes de eso nos tomamos una metralleta.


Bocadillo apto para la Chon Gorda.

La metralleta es un plato belga que puedes degustar en las friteries, kebabs y bares de la ciudad. La mitraillette procede de Hainaut, una provincia al sur de Bélgica, y por 3'50€ te mantiene llenísimo durante un día entero. Se trata de un bocadillo con carne (el que yo probé tenía un pincho moruno dentro), patatas fritas y zanahoria, tomate, lechuga, cebolla o lo que tú elijas. A todo ello le añades una salsa de entre las múltiples que probé en mi estancia en Bruselas: andaluza, Brasil, samurai, americana, barbacoa, mayonesa...

Con el estómago lleno, nos paseamos por el barrio europeo.


Foto mal hecha del Parlamento Europeo.


Me hizo gracia que estuviera en finés.


Una cosa mu modenna.


Alberto disfrutando de la propaganda de la UE.


Una vez allí, entramos al Parlamentarium. Es el centro de visitantes del Parlamento Europeo, que no pude visitar cuando fui con mi madre en marzo del año pasado porque no existía, ya que fue inaugurado en octubre de 2011. Está en el Espacio Léopold y contiene una exposición permanente de cientos de contenidos multimedia que explican tanto el funcionamiento del Parlamento como de otras instituciones europeas.

Al llegar te dan un PMG (personal multimedia guide) con el que haces todos el recorrido en tu idioma o en el que te apetezca de los 23 de la Unión Europea. Está abierto todos los días excepto los lunes por la mañana, y es gratis. 

A destacar: escribir un mensaje en un ordenador que luego proyecta tu texto, sentarte en los sofás de la sala circular que da vueltas sin cesar y ver vídeos de propaganda pro-UE, ver los caretos de los eurodiputados en  la sala donde aparecen los de cada país, o usar las máquinas-cámaras con las que recorres el mapa de Europa caminando por encima. 

En la sala donde aparece propaganda en vídeo con las historias de gente que ha conseguido vivir un poco mejor gracias a las ayudas de la Unión Europea hay dos vídeos cuya localización está en España: uno de una sudamericana que llegó a Madrid y montó un gimnasio donde ahora trabaja toda su familia, y otro de una española que trabaja de auxiliar de geriatría gracias a no sé qué programa de la UE. El vídeo de la española es lo más rancio que he visto en mucho tiempo, da una imagen de España que hará pensar a cualquiera que vivimos en los años del franquismo. Sólo salen monjas. Monjas todo el rato. Monjas en todas partes. Monjas bendiciendo una comida, monjas dando hostias -consagradas- a los enfermos, monjas rezando, un crucifijo en una pared, abuelas en misa... Pánico. ¿Esa es la imagen que se quiere dar de España? ¿Un país ultracatólico donde la gente se dedica a comer hostias? Qué horror.



Tras la visita al museo del Parlamento Europeo, volvimos a casa para cenar. Después bebimos para salir a Fuse, una discoteca que Alberto no me pintó muy bien y que quizás por eso no me pareció tan mala al final. Antes de entrar, nos encontramos con Alba, Chrístopher, Rocío, Davinia, Silvia y una finesa compañera de piso de ésta última. Era la típica fiesta de estudiantes Erasmus, por lo que contó con todos los hits del Miami de Tampere, aunque hubo una media hora de música guay. Un hombre daba de beber un licor de menta que estaba malísimo y luego no llevaba alcohol. La sala de fumadores era the pércal con un gay gordo de madre española que hablaba como Falete. Nos fuimos antes de que cerraran.

A la mañana siguiente paseamos de nuevo por la ciudad, y por la noche fuimos a la TD. Bebimos en casa de Alberto con media Italia allí congregada. Una petarda de la clase de Chrístopher y Alba que se fue a vivir a Londres criticó a una amiga de Alberto llamándola "caperucita roja", pero la italiana la entendió y se cabreó. 

No entiendo por qué no se oye hablar de esta fiesta en España. No sabía que esto existía y es una de las mayores locuras (y he asistido a muchas) que he visto en mi vida. Ni punto de comparación con festivales musicales locos en los que he podido estar, ni afters que hayan acabado de manera surrealista. Es una jodida locura.

La TD es una fiesta que se celebra de lunes a jueves, todas las noches, en el campus de La Plaine de Bruselas en un edificio medio abandonado, muy viejo y con pinta de poder hundirse en cualquier momento. Alberto me dijo que no me llevara el abrigo y que me pusiera ropa oscura. Me dejó una camiseta negra. Entrar al edificio supone recibir una bofetada de aire caliente. Pagas 4 euros de entrada más 1 euro por cada cerveza. Compramos una tira de 5 tickets, de los que te van arrancando uno a uno cada vez que pides una consumición. La ropa la dejas gratis en un ropero que nadie controla, por lo que todo el mundo puede llevarse lo que quiera, como hicieron con mi preciosa bufanda. 

Nada más entrar, empecé a escuchar La Bomba de King África. Sonarían también la banda sonora de Friends, reggeaton, petardeo de todo tipo... aunque mi recuerdo general de la noche es más bien difuso. Además de sudar como un pollo, tienes que enfrentarte a la lluvia de cerveza. La tradición dice que cuando tengas sólo dos dedos de bebida en el vaso, debes lanzarlo hacia atrás. Así, le caerá a cualquiera encima y acabará tan lleno de cerveza, sudor y porquería como tú.

No sé cómo volvimos a casa, pero creo que colándonos en un autobús.

Valoración de la TD: 10. Descripción: Inmundicia.


Lo típico que para DFF sería maravilloso, espectacular, tremeeeeeendo.


Cola para probar las mejores patatas fritas de Bruselas.


Esta es mi cara de aquí-estoy-yo.


El viernes nos quedamos en casa pasando la resaca. Al día siguiente tomamos las mejores patatas fritas de Bruselas, en la Plaza Flagey, junto a los estanques de Ixelles. Una hora de espera para comernos mínimo medio kilo de patatas fritas con salsa Brasil y una croqueta de carne alargada. Dicen que el truco de las patatas fritas belgas está no ya en la calidad de las patatas y en el corte, sino en el hecho de que las fríen dos veces. Primero, a fuego lento, y, después, a fuego muy fuerte para que queden muy crujientes. Estaban riquísimas. El último día las probé en la fritería de la esquina de atrás de la Grand Place y no tenían nada qué ver. Flagey 1 - Grand Place 0.

Bruselas es una ciudad oscura. Es más gris que Tampere. Pero tiene vida, y los belgas parecen vivir ajenos a todos. Tienen cara de que todo les pasa de largo, de vivir en un país que aunque sea la sede de la verdadera capital de Europa, no tiene mucho qué decidir, y es por eso que pasan de todo. Muy bien por ellos.

El sábado salimos a Flash Cocotte. La fiesta más petarda de los últimos tiempos. Pinchaban los de Yelle y nos encontramos con la cantante, a la que abracé sin dejar que se moviera durante media hora. Creo que ahora está en tratamiento psicológico y fisioterapeútico. Alberto huyó cuando se nos hizo tarde para disfrutar de la oferta, y allí nos quedamos Alba, Chrístopher, Silvia, Davinia, Rocío y yo. Acabé la noche en casa de Silvia ya que Alberto estaba catatónico y era imposible contactar con él.


Vamos a vomitar en tres, dos, uno... yaaaaaa.


El lunes fue nuestro último día en Bruselas. Pasé la mañana dando vueltas mientras Alberto asistía a una clase, y aproveché para ver una iglesia que me quedaba por ver. Luego él vino y me pedí un McFlurry con esas pantallas de pedidos en los que no tienes que hablar con los camareros. Pulsé en algo que no sabía qué era y resultó ser una cosa repugnante con sabor a medicina afrutada de color morado. Se trata del McFlurry Cuberdon. El cuberdon es un dulce típico de Bélgica extremadamente empalagoso. Asco.

Luego fuimos a visitar la Basílica del Sagrado Corazón, volvimos al centro, me comí un gofre frente al Manneken Pis y nos fuimos a beber una cerveza al Café des Halles, donde unos estudiantes que teníamos enfrente no paraban de mirarnos debido a nuestro atractivo físico. Jugamos 30 partidas del cuadrado con las cartas y luego nos fuimos todos a cenar a casa de Alberto, que nos hizo pasta con una salsa en la que combinó más de diez especias diferentes. Rico.

Por la noche, un autobús a Charleroi y de vuelta a Finlandia.

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PRÓXIMAMENTE EN MIS HAZAÑAS POR EL MUNDO BY DIEGO CASSADY:  CONCIERTO de JUSTICE en ESTOCOLMO, EMIL Y LOVE, la LOCURA de DIEGO FERNÁNDEZ, dar las gracias al CAMARERO del MCDONALDS, MÁSTER en ESTUDIOS ASIÁTICOS en LUND.